Los ciudadanos catalanes, hace muchos años que vivimos inmersos en una cotidiana propaganda independentista, con todos los medios de comunicación públicos que dependen del Gobierno autonómico tratando todos los días el tema de la independencia, en clave de lo necesaria que es para Cataluña y lo mucho que cambiaría nuestras vidas. Amén del sistema educativo, también afín a la independencia.
Es una especie de pensamiento único el que se fomenta y crece gracias en parte a que no existe una contra réplica del Gobierno Central y a la inactividad de éste el cual, parece ser que prefiere esperar a que seamos los ciudadanos catalanes los que efectuemos actos heróicos y de denucia a favor de España que actuar de oficio en defensa de los derechos de todos los catalanes...
Con este panorama, no es de extrañar que las encuestas arrojen cifras del 55% de la población catalana a favor de la independencia, lo raro es que no sea aún mayor esa cifra.
En cualquier caso, la cifra del 55% es artificial y artificiosa, es una cifra aparecida ad hoc y como un síntoma de este período concreto de crisis social y económica que vive España, por lo tanto, responde a otros factores que no están ligados intrínsecamente a un deseo histórico de independencia, no al menos por parte de los ciudadanos que se han sumado en los 2 últimos años a ese movimiento independentista.