camilo de madarnás escribió: ... la cuestión sigue siendo: ¿por qué España es el único país que sigue manteniendo esa increíble especie de los toros de lidia?... pues gracias a las corridas...
Camilo... por el amor a un dios... cada día desaparecen el mundo cantidad de especies animales sin que a nadie le importe una mierda. Y también se trata de animales únicos e increíbles, como los toros.
Es un tanto contradictorio apelar a las corridas como medio de supervivencia de los toros de lidia para que luego os de tan igual que tengan tan mala muerte.
Confieso que he ido a los toros desde muy joven, que he sido instruida en el arte del toreo por taurinos de verdad, de los de toda la vida y por mi propia familia, que con mi tío Paco (d.e.p) he ido desde pequeña al Batán, a ver los toros que iban a ser lidiados por la tarde en la Monumental de las Ventas. Que mi tío era capaz de adivinar por dónde iba a salir un todo sólo con verlo moverse libre el el campo.
Confieso que sentada en el tendido 8 se me han puesto los pelos de punta viendo poner un par de banderillas a Antonio Chenel "Antoñete", que el momento en que caía el sol y del vestido de torear salían miles de reflejos solares brillantes mientras en la plaza sólo se escuchaba un silencio casi místico, sólo interrumpido por algún exaltado del tendido 7, he sentido algo terriblemente especial.
Confieso que he sido capaz de captar mucha belleza y mucho arte en una tarde de toros.
Como también confieso que con los años, la primera vez que fui a los toros después de tener por primera vez un perro en casa, empecé a sentirme mal, muy mal, rematadamente mal. Tan mal que ya no podía casi mirar al ruedo.
A la salida miré a mi tío Paco, mientras íbamos a tomarnos un vino a cualquiera de los bares temáticos que pueblan los alrededores de la plaza, Miré a mi tío y sin decir nada, él me miró y me dijo ¿Mañana no vienes, no?
.- No, tío... Ni pasado... ni al otro. Tendrás que buscar a otras sobrinas para mi abono...
Y nunca más.
Ni siquiera por la tele puedo soportar el espectáculo.
Entiendo a los taurinos, también a los no taurinos.
A mi me puede más el sufrimiento ajeno que la capacidad de pasarlo por alto para disfrutar de algo que encierra, verdaderamente, mucha belleza.