Que sí, que ya sabemos que Antonio Banderas es un buen tipo, pero uno pensaba que después de su primera experiencia matrimonial con la actriz Ana Leza, con un posterior divorcio que le dejó literalmente desplumado después de que un tribunal de Los Ángeles le obligara a pagarle a la buena de Anita una cifra astronómica y el 50% de sus ingresos como actor en muchas de sus películas, habría aprendido la lección.
Es decir, se podría esperar de Banderas que no volvería a casarse o, cuando menos, que la próxima vez lo haría en régimen de estricta separación de bienes, y así fue de hecho cuando dio el paso de nuevo, ahora con Melanie Griffith, si bien el bueno de Antoñito, confiando esta vez en el amor eterno y quizá impresionado por el corazón con su nombre que su flamante esposa se hizo tatuar en el brazo derecho, decidió cambiar de régimen matrimonial en el 2004, que pasó a ser de bienes gananciales, lo que para un hombre con su estatus en Estados Unidos es garantía de ruina en caso de divorcio, sin que importe la situación de ella.
Y así ha sido, en efecto: a Antoñito le va a costar un Potosí la separación de la actriz drogata y alcohólica, cosa que no habría ocurrido de haber mantenido el régimen inicial de separación de bienes. ¡La ceguera del amor! Además, la Griffith hasta se ha borrado el corazón del brazo por medio del láser.
Melanie Griffith se quedará con la casa que compartía con su marido en Aspen (Colorado), por la que pide ocho millones de euros, ya que se quiere desprender de ella. El ya extinto matrimonio vendió este verano por 14 millones de euros su casa de Los Angeles. Por su parte, en el reparto, a Melanie también le ha tocado un cuadro de Picasso, mientras que Antonio se queda con el chalé de Marbella y unos dibujos de Picasso y de Diego Rivera.
Y además:
60.000 euros de pensión mensual para Griffith tras su divorcio de Banderas
http://www.elmundo.es/loc/2015/12/09/56 ... b461e.html