mirage escribió:covi ¿eras casi vecina de ese individuo?. Me alegro de que no tuvierais ninguna relacion porque para mi un individuo que es capaz de maltratar a un niño de dos años es capaz de cometer cualquier burrada con alguien que simplemente se cruce con el en la calle.
SeaWind escribió:Antes de nada decir que una psicopatía sí es una forma de enfermedad/trastorno mental.
Dicho esto, y para ver la diferencia entre una persona que no padece dicho trastorno mental reconocido por la medicina, ni la psicología (la psicopatía), os cuento un caso real, en el que aporto algo pero también os dejo sacar vuestras propias conclusiones.
La historia es la de una pareja en la que él es un maltratador psicológico (nada de golpes, ni daños físicos). La relación dura unos 10 años desde que comenzó, son padres de tres hijos en ese tiempo, y en esos 10 años convierte la vida de la chica en un auténtico infierno.
Al principio fueron pequeños detalles en los que se llega a pensar que todo cuanto hace es “por su bien”, pequeños chantajes emocionales para que ella se comporte de una determinada manera. Por ejemplo obligarla a dejar de fumar prometiéndole un viaje al Caribe, ella deja de fumar y la promesa nunca se cumple. Después vinieron otra serie de manipulaciones con objetivos concretos: convencerla de quedarse embarazada del primer hijo prometiéndole una vida muy satisfactoria, obligarla a dejar el trabajo que tenía para que se dedique en exclusiva a la casa y el cuidado del bebé, convencerla de que compre el piso que él tenía de “soltero” para así invertir él en uno de nueva construcción como inversión conjunta, evidentemente ella tuvo que pedir un préstamo al que tuvo que hacer frente sin tener trabajo y el nuevo piso fue sólo a nombre de él, de conjunto nada.
A la vez se va produciendo una situación de aislamiento y de empobrecimiento, tanto físico como mental (a la vez que nacen las otras 2 criaturas). Empieza a protestar de que ella llame a sus padres un par de veces o tres por semana alegando que con tres criaturas y él a cargo, ella debe de dejar las relaciones sociales para centrarse exclusivamente en ellos. Le prohíbe ver a sus escasas amigas y, según los niños van creciendo, llega a impedir que salgan a jugar a la calle con ella para que ella no se relacione con nadie.
El se encarga de comprar la comida y los pagos cotidianos de la casa, pero se niega a comprar ropa para los niños y, mucho menos, reponerle a ella la ropa que, poco a poco, se va convirtiendo en andrajos. A los niños ha de vestirles con ropa regalada de terceros y, cuando los padres de ella se dan cuenta de la pobre situación de su hija, empiezan a comprarle ropa a ella y a los niños; con mucho cuidado de que lo que reciban sea en especia (ropa y/o alimentos), porque cualquier dinero que cae en manos de ella es automáticamente reclamado por él para administrarlo a su conveniencia y sin que ella pueda disponer de un céntimo.
Hay que añadir a esto que ella es forzada, cada noche, a mantener relaciones sexuales (sin ningún tipo de anticonceptivo); llegando a poner en la parte interior de la puerta del dormitorio un letrero que dice explícitamente: “First thing in this room: SEX”
Con el tiempo ella se reincorpora a la vida laboral activa, pero eso no mejora su situación, a pesar de que tienen cuentas separadas es manipulada una y otra vez para que sea ella quien aporte a la economía familiar (con una excusa o con otra), quedando lo que él gana para pagos de suministros (luz, gas, agua, etc.), y poco más. Tampoco las relaciones exteriores pueden mejorar porque ha de ir corriendo de casa al trabajo, y viceversa, porque ha de ocuparse de los hijos y recoger una casa que parece una pocilga. El no aporta nada en el trabajo del hogar y tiene un severo problema con la higiene, tanto personal, como del hogar.
La alimentación en el hogar es restrictiva, tanto para ella como para los niños, él determina qué se compra y qué se come. Llegando a disponer él de leches de varios tipos (soja, almendra, etc.), mientras ella y los niños toman marcas blancas, la carne prohibida, el chocolate bajo llave sólo para él, el jamón entra por patas enteras pero se guarda también bajo llave con la excusa de que quiere niños estilizados y no con sobrepeso.
Los insultos tipo: eres una inútil, una pobre desgraciada que no sirve para nada, en ningún hombre has encontrado ni encontrarás lo que yo te he proporcionado, etc., están a la orden de cada día. Hay un par de forcejeos en los que ella sale con alguna magulladura, pero nada serio.
Sin embargo las cosas estallan porque la tiranía que ejerce en el hogar se empieza a extender a los niños de múltiples maneras: exceso de deberes mucho más allá de lo que piden en la escuela, no dejándoles tiempo ni para jugar; obligarles a comer todo cuanto no les guste y en el orden que él decida (la fruta antes que la comida, por ejemplo), convirtiendo cada comida en una tragedia en la que todos terminan llorando y malcomiendo. Actividades extraescolares prohibidas porque restan tiempo para estudiar lo que deben en el colegio, TV sólo en inglés, francés o alemán, nada de ver unos tristes dibujos animados por diversión y en castellano. Esconde el mando a distancia del TV y el TDT cada vez que se marcha de casa para que no pueda romperse esa norma. Y así podría continuar relatando durante una hora más.
Un día se produce un altercado (unos de los niños no es tan sumiso como los otros dos), y termina lesionándole levemente y ella, ¡por fin!, decide poner una denuncia a la vez que inicia un pleito de separación por lo Civil.
Actualmente, y por orden judicial, se ha conseguido que él salga de la residencia familiar y se ha resuelto el juicio Civil satisfactoriamente para ella.
Pero ahora queda el juicio Penal que todavía no se ha resuelto y en el que está incluido el maltrato al menor, y el maltrato hacia ella junto con violación dentro de la pareja.
En este juicio, el Penal, ambos son sometidos a una revisión pericial psiquiátrico-forense. He tenido la oportunidad de leer el informe de ambos y lo que determinan es lo siguiente:
Ella es, en ese momento, una persona con escasas asertividad y autoestima.
El es una persona exacerbadamente narcisista y con escasa empatía con los demás; alguien a quien hay que reconducir una y otra vez en la entrevista porque de forma reiterada intenta que se desarrolle bajo los parámetros que él desea desviando las preguntas una y otra vez.
Sin embargo, y a pesar de que yo pienso que él padece algún tipo de enfermedad mental, algo que quizá no tenga aún ni nombre, no se menciona en ningún momento del informe la palabra “psicopatía”
Hay que decir que él es un hombre con estudios universitarios en una carrera que exige tener un QI muy elevado, que socialmente es una persona aceptada y admirada, que tiene capacidad de convicción en una multitud sin llegar a ser un líder, y que no hay nada en su conducta exterior que resulte recriminable.
Es, simplemente, una mala persona.
Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 4 invitados