https://www.abc.es/internacional/abci-t ... ticia.html
El presidente de Estados Unidos ha anunciado que elimina una serie de regulaciones para acelerar las pruebas con medicamentos antirretrovirales, antipalúdicos y antimaláricos con los que tratar a aquellos que se han infectado del coronavirus y presentan síntomas. Uno de ellos es la hidroxicloroquina, recetado para tratar la malaria
TODO COMENZO AQUI
https://es.wikisource.org/wiki/Los_polvos_de_la_condesa
En una tarde de junio de 1631 las campanas todas de las iglesias de Lima plañían fúnebres rogativas, y los monjes de las cuatro órdenes religiosas que a la sazón existían, congregados en pleno coro, entonaban salmos y preces.
Los habitantes de la tres veces coronada ciudad cruzaban por los sitios en que sesenta años después el virrey conde de la Monclova debía construir los portales de Escribanos y Botoneros, deteniéndose frente a la puerta lateral de palacio.
En éste todo se volvía entradas y salidas de personajes más o menos caracterizados.
No se diría sino que acababa de dar fondo en el Callao un galeón con importantísimas nuevas de España, ¡tanta era la agitación palaciega y popular!, o que como en nuestros democráticos días se estaba realizando uno de aquellos golpes de teatro a que sabe dar pronto término la justicia de cuerda y hoguera.
Los sucesos, como el agua, deben beberse en la fuente; y por esto, con venia del capitán de arcabuceros que está de facción en la susodicha puerta, penetraremos, lector, si te place mi compañía, en un recamarín de palacio.
Hallábanse en él el Excmo. Sr. D. Luis Jerónimo Fernández de Cabrera Bobadilla y Mendoza, conde de Chinchón, virrey de estos reinos del Perú por S. M. D. Felipe IV, y su íntimo amigo el marqués de Corpa. Ambos estaban silenciosos y mirando con avidez hacia una puerta de escape, la que al abrirse dio paso a un nuevo personaje.
Era éste un anciano. Vestía calzón de paño negro a media pierna, zapatos de pana con hebillas de piedra, casaca y chaleco de terciopelo, pendiendo de este último una gruesa cadena de plata con hermosísimos sellos. Si añadimos que gastaba guantes de gamuza, habrá el lector conocido el perfecto tipo de un esculapio de aquella época.
El doctor Juan de Vega, nativo de Cataluña y recién llegado al Perú, en calidad de médico de la casa del virrey, era una de las lumbreras de la ciencia que enseña a matar por medio de un récipe.
-¿Y bien, D. Juan? -le interrogó el virrey más con la mirada que con la palabra.
-Señor, no hay esperanza. Sólo un milagro puede salvar a doña Francisca.
Y D. Juan se retiró con aire compungido.
Este corto diálogo basta para que el lector menos avisado conozca de qué se trata
seguir aqui
https://es.wikisource.org/wiki/Los_polvos_de_la_condesa