Conocida por su lema “Pare de sufrir”, la congregación está bajo la lupa judicial por “cuantiosos incrementos de depósitos de dinero en efectivo” registrados en sus cuentas entre 2010 y 2014. La entidad aduce que provienen del diezmo de sus fieles
Todo comenzó con una inspección de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) vinculada a la situación patrimonial del empresario y pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), Ricardo Alberto Cis, que derivó en una denuncia del organismo fiscal ante la Justicia Federal de San Isidro por evasión agravada en 2006.
De aquella causa -archivada diez años más tarde por la modificación de la ley penal tributaria que redujo el delito a una evasión simple- se desprendió otra en el fuero Penal Económico Federal que, hasta ahora, no había trascendido. En este otro expediente se comenzó a investigar por presunto lavado de dinero a esa congregación religiosa, popularizada por la promesa de su programa televisivo “Pare de sufrir”.
Fundada en Brasil por el líder evangélico y magnate de medios Edir Macedo, la filial argentina de esta Iglesia está bajo la lupa judicial por “cuantiosos incrementos de depósitos de dinero en efectivo” registrados en sus cuentas entre 2010 y 2014. Los movimientos fueron reportados como sospechosos de lavado de activos al no estar corroborado el origen lícito de los fondos, hasta donde pudo determinar la Justicia.
Ante las alertas bancarias, la Iglesia argumentó en ese momento que era dinero proveniente del diezmo de sus fieles y que no podía identificar a los donantes, porque las contribuciones se hacían en su mayoría durante el acto litúrgico, en forma anónima. Los montos depositados generaron Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS) de las entidades bancarias por encima de los 830 millones de pesos (casi 100 millones de dólares al cambio de ese momento). Fueron canalizadas luego en otras operaciones bancarias y plazos fijos, así como en la compra de inmuebles, autos y un avión.
La existencia de esta causa judicial contra la Iglesia Universal en Argentina es hoy revelada por primera vez en de la investigación transfronteriza “Paraísos de Dinero y Fe”, del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), Columbia Journalism Investigations (CJI), OCCRP y nueve medios de comunicación de la región, entre ellos Infobae, por Argentina.
La IURD abrió su primera sede en Argentina en 1990 en la calle Lavalle. Una década después, llegaba a los 80 templos, y hoy tiene 281 sedes en las principales ciudades de todas las provincias argentinas, según informa en su sitio web. Trece de ellos están en la Ciudad de Buenos Aires y 120 en territorio bonaerense.
La IURD abrió su primera sede en Argentina en 1990 en la calle Lavalle, en el centro de la Ciudad de Buenos Aires (Maximiliano Luna).
Se desconoce su número exacto de fieles. Infobae consultó a la institución religiosa pero no respondió. Sin embargo la doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires Mariela Mosqueira sostiene que “la IURD no tuvo éxito en su expansión en términos de feligresía” en Argentina. “Si bien se extendió territorialmente en todo el país, y en muchos barrios se ve un local de la Iglesia Universal, en general, suelen estar vacíos. El templo más importante y el más concurrido es de la Capital Federal, en el barrio de Almagro”, afirma esta especialista en sociología de la religión e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), consultada por Infobae.
Mosqueira integró el equipo de este centro de investigación estatal que llevó adelante la Segunda encuesta nacional sobre creencias y actitudes religiosas en 2019. Según este estudio, el 15,3% de los argentinos se declaran evangélicos. Y de ese porcentaje, solo el 0,6% dijo pertenecer a la Iglesia Universal.
En Brasil, donde fue fundada por Macedo hace 43 años, sus seguidores superan los 7 millones. En el mundo, suman otros 2,9 millones, distribuidos en 135 países en los cinco continentes, según datos brindados por la propia Iglesia a Agência Pública, socio en Brasil de esta colaboración periodística.
La entidad religiosa en Argentina ya había recibido a principios de 2019 una sanción administrativa y multa de la Unidad de Información Financiera (UIF) por no identificar a las personas que le donan dinero a través del diezmo, ni requerirles una declaración jurada sobre la licitud y origen de las donaciones por encima de determinado monto. La Iglesia Universal argumentó ante el organismo antilavado que le “resultaba imposible” identificarlas, porque “las ofrendas” se hacían en forma anónima durante las reuniones religiosas, y no les podían pedir esa información a los donantes para “no perturbar los actos litúrgicos”.
Al amparo de la libertad de culto, en la práctica, los recursos que recauda la Iglesia Universal por las “ofrendas” de sus fieles y el diezmo - estipulado en un 10% de sus ingresos, según lo dice la misma iglesia-, tienen un control relativo por parte de los organismos del Estado argentino.
Infobae contactó a mediados de julio a la presidenta de la IURD en Argentina, Idinei María Oracz de Assis, quien declinó responder el cuestionario enviado, bajo el argumento que “dada la situación actual de aislamiento (por el coronavirus), la Comisión Directiva de la Institución se encuentra imposibilitada de tratar el tema”. Este medio insistió en obtener su versión de los hechos, ya que supo por uno de los apoderados de la entidad que tendrían una reunión de Comisión Directiva por Zoom, pero hasta el cierre de esta nota no había podido obtener una respuesta.