ASADOParaguay, es uno de los mayores consumidores de asado. Nuestra gran producción vacuna hace que los paraguayos seamos muy carnívoros y ya sea a la parrilla, a la estaca, al horno o a la olla, el asado no falta en nuestras mesas algún día a la semana.
En el año 2008, Paraguay ingresó al Guinness récords con el mayor consumo de asado al aire libre.
Los fines de semana, y en especial los domingos, los paraguayos comemos asado; en visperas y días feriados, en los cumpleaños, cuando hay “partido” (fútbol) y a veces aun sin ningún motivo, el asado es el gran protagonista de nuestras reuniones.
A parte de la carne, el chorizo y la mandioca, la sopa paraguaya o el
chipa guasu y las verduras asadas, también son componentes de nuestro menú asadero.
EL RITUAL DEL ASADONo hay barrio paraguayo en donde cada domingo no huelas ese típico olor de la carne asándose. Hay casi un ritual en torno al “asadacho” que comienza con la compra de la carne, (vaca, pollo, cerdo), a la que acompaña gaseosas y alguna cervecita o vino, los chorizos de diversas clases, (viena, butifarra, morcilla, besito, picante, etc), la ensalada, la mandioca, el carbón.
Mientras preparamos el fuego y la carne, es casi indispensable acompañarnos de un buen tereré con abundante
pohã ro’ysã (yuyos refrescantes y medicinales), (previo
terere rupa, claro -se trata de cualquier bocadillo antes de tomar el tereré, pues decimos que te "ahueca" el estómago si lo tomás con el estómago vacío) bajo la sombra de un árbol o quizá un sofisticado “quincho” el lugar suele ser lo de menos.
La “parrilla” puede ser desde ladrillos y una parrilla, pasando por artilugios caseros y los famosos “tambores -parrilla” hasta un moderno quincho al fondo de la casa. Casi todas las casas paraguayas tienen una parrilla de ladrillos como la primera foto; si no, usamos como las otras.
La “picada”Es tradición que el chorizo casi no llegue al plato de la comida principal, a medida que se va cocinando nuestro asado, los choricitos van haciendo la previa, la famosa picada de chorizo y mandioca nos van haciendo el py’a joko (atajando el hambre), o bien sirve para dar de comer a los más pequeños de la casa en una mesa auxiliar.
Estos rituales tan nuestros quizás lo hacemos cada domingo, compartiendo en familia o con amigos, pero no es hasta cuando vivimos en un apartamento o un piso compartido en el exterior cuando nos damos cuenta y extrañamos esos pequeños “placeres” que vivimos aquí.
No voy a dar receta para un buen asado, pero todo pasa por saber elegir una buena carne, cocinarlo a fuego lento, con paciencia y saber atender.