Las impresionantes cifras de comunistas alemanes que se unieron al Partido NaziUna de las ideas más extendidas y cuestionables sobre la política del siglo XX es la que tiende a calificar al nacional-socialismo como un movimiento de derecha radical o ultraderecha.
El afán del Partido Nazi por captar a socialistas y comunistasComo su nombre indica, la ideología de Hitler era una mezcla de nacionalismo y socialismo. Uno de los más fieles consejeros de Hitler,
Otto Wagener, le retrató como un socialista convencido. En su libro de memorias,
“Hitler aus nächster Nähe: Aufzeichnungen eines Vertrauten 1929-1932”, escrito en 1946, Wagener -que jamás renegó de la ideología nazi- citaba unas palabras pronunciadas por Hitler en un discurso antes de su llegada al poder, y que revelan su idea sobre el posicionamiento del nazismo en el mapa político:
“los nacionalsocialistas queremos precisamente atraer a todos los socialistas, incluso a los comunistas; deseamos ganarlos de su campo internacional al nacional”.
Los intentos de los nazis por captar a socialistas y comunistas llegaron a ser ridiculizados por la revista semanal comunista
Arbeiter-Illustrierte-Zeitung (AIZ). En su número 16, lanzado el 19 de abril de 1934 desde Praga, AIZ publicó un fotomontaje en el que se veía al ministro nazi de propaganda Joseph Goebbels disfrazando a Hitler con una barba de Karl Marx, junto a este texto:
“Mimetismo. Después de que todos los intentos de llevar las ideas nacionalsocialistas al mundo obrero fracasaran, a Göbbels se le ocurrió una última y desesperada idea: persuadió al “Führer” de llevar una barba de Karl Marx cada vez que hablara con los trabajadores”.https://www.metmuseum.org/art/collection/search/265644La estrategia de los comunistas para captar a militantes nazisEl deseo de captar a los partidarios de la otra ideología totalitaria era común también a los comunistas. Un ejemplo de ello ocurrió en marzo de 1931, cuando el teniente Richard Scheringer, exmiembro del Partido Nazi (NSDAP), se pasó al Partido Comunista Alemán (KPD), formando en Linden una unidad del Rot Front, la milicia comunista, denominada Scheringer Staffel, que usaba uniformes de las SA, la milicia nazi, pero con símbolos comunistas.
En febrero de 1932, la revista comunista AIZ dedicó un artículo a Scheringer, titulado:
“Por qué fui un nacionalsocialista y cómo me convertí en comunista”. El caso de ese teniente dio lugar a una estrategia del KPD, la Scheringer-Kurs, para captar a militantes nazis con un discurso que mezclaba el socialismo con elementos nacionalistas, una estrategia que quedó plasmada en un panfleto comunista titulado
“Programmerklärung zur nationalen und sozialen Befreiung des deutschen Volkes” (declaración programática para la liberación nacional y social del pueblo alemán), un panfleto publicado el 24 de agosto de 1930.
Un ejemplo gráfico de los intentos del KPD por atraer a militantes nazis. Estas tres fotos publicadas por el semanario comunista alemán AIZ en su número 7, en febrero de 1933, muestran a la izquierda a un miembro de las SA, con el uniforme y el brazalete de la milicia del Partido Nazi, declarando su lealtad al comunismo durante un acto del KPD.
El paso en masa de militantes comunistas a las SA nazisLa estrategia del KPD tuvo mucho menos éxito que la captación de militantes comunistas por parte del NSDAP, sobre todo a partir de enero de 1933, cuando Hitler se hizo con la Cancillería. En relación con el paso de militantes del KPD al NSDAP, el historiador Timothy Scott Brown recogió datos muy interesantes en su libro
“Weimar Radicals: Nazis and Communists between Authenticity and Performance” (Berghahn, 2009), señalando en la página 136 que en lo que respecta a las SA, “se sabe que una parte significativa de los nuevos reclutas pertenecieron anteriormente al KPD”.Scott expone las estimaciones recogidas por Rudolf Diels, primer jefe de la Gestapo -la policía política del Tercer Reich-, en sus memorias, “Lucifer Ante Portas: Von Severing bis Heydrich” (1950),
señalando que en Berlín el 70% de los nuevos reclutas de las SA a partir de enero de 1933 eran antiguos comunistas. El dato más llamativo de los señalados por Diels es que en algunos casos, unidades enteras del Rot Front se pasaron a las SA. No obstante, esta fuga de militantes empezó ya antes de la llegada de Hitler al poder. Según Sven Reichardt (“Faschistische Kampfbünde. Gewalt und Gemeinschaft im italienischen Squadrismus und in der deutschen SA”, Colonia, 2002), el socialdemócrata Albert Grzesinski, jefe de la Policía berlinesa entre 1930 y 1932, señaló que el 30% de los miembros de las SA en Berlín eran excomunistas ya en 1932.
Imagen de un desfile del Rot Front, la milicia del KPD, en la ciudad de Dresde, publicada en el número 7 del semanario comunista alemán AIZ en febrero de 1933. La parafernalia militarista y la violencia eran características comunes de las milicias comunista y nazi, y eso pudo facilitar el paso de activistas de una a otra.
En su libro, Timothy Scott Brown también cita las estimaciones de un subordinado de Diels en la Gestapo, al que cita como Gisevius (se entiende que habla de Hans Bernd Gisevius, un miembro encubierto de la oposición al régimen que formó parte de esa policía secreta), señalando que al menos un tercio de los miembros de las SA a partir de 1933 eran antiguos comunistas. Estos militantes eran conocidos por sus compañeros como
rindersteak nazis (nazis filetes de ternera), por considerarlos pardos por fuera -en referencia al color de la camisa del uniforme de las SA- y rojos por dentro.Según el historiador, las propias SA calcularon en
un 55% el número de sus militantes que procedían de las filas comunistas. Brown también señala que tanto los archivos de la Gestapo como los informes del aparato de inteligencia del KPD confirman la considerable presencia de antiguos comunistas en las SA. En algunos casos, los antiguos militantes comunistas ocuparon puestos relevantes en el aparato represivo del régimen nazi: Scott cita el caso de una unidad de inteligencia de las SS en el distrito de Altona, en Hamburgo: entre 30 y 35 de sus 50 miembros habían sido comunistas, incluyendo la mano derecha del jefe de la unidad. El historiador señala que la presencia de excomunistas en las SA fue tan relevante que Rudolf Hess escribió a Ernst Röhm, jefe de las SA, buscando miembros de esa milicia que quisieran incriminar a antiguos camaradas comunistas por el incendio de Reichstag.
Miembros de las SA con un estandarte del Rot Front en Hamburgo en 1933
https://www.spiegel.de/fotostrecke/drittes-reich-hamburgs-roter-osten-fotostrecke-129759.html