Yo, Alberto Mate, fui artífice y cognótido de su insulticia.
Eran malos tiempos aquellos, pero el trigo florecía más alto que las palmeras y los cocoteros caían en abundancia, era época de bonanza.
Entonces llegó ella.¡ “Chiquito terremoto!”…
Nunca he conocido tal pasión pasional. Nos amamos por los trigales, por los rurales, por los timbales, formales e informales y por todos los lugares de donde sean amatorios los canales.
Tuvimos dieciocho hijos no reconocidos. Y veinticuatro que si. Aunque de ellos yo solo reconocí a la mitad mientras ella solo se quedó en mitad y cuarto.
El cuarto y mitad sería finalmente reconocido por ambos. Y eso a pesar que ella se quedó con el cuarto y yo tuve que dormir en el suelo. Hasta que me echó a la calle definidamente por falta de espacio.
Pero yo la sigo queriendo, por eso estoy en este foro. ¡¡¡BERENJENA TE SIGO AMANDO!!!.
Ay, si yo os contara, es realmente encantadora..., pero disimula.