por DITAvon » 28 Oct 2014, 15:23
TESTIMONIO 2
Pedro Arcas
Mi decisión de salir fue tomada por cosas del destino o no, allá en el 2007, justamente cuando poco después estalló la gran burbuja a nivel mundial. Viéndolo al cabo de los años creo que fue la mejor decisión que tomé nunca. Mi primer destino fue Brasil, hecho que me marcó profundamente ya que tomé realidad de una nueva cultura, nueva forma de ver las cosas y sobre todo una nueva forma de ver el mundo, ya de manera global. Mi mundo ya no se limitaba a la ciudad de origen donde vivía.
Después de estar en Brasil construyendo resorts para una hotelera española, por Panamá participando en un edificio de oficinas, y ahora actualmente desde el 2011 en Perú, siendo gerente de proyectos con una importante Ingeniería de proyectos chilena, y llevo a mi pesar ya más de un año y medio sin poder regresar a ver a mi familia. Debo decir que la experiencia acumulada ha merecido la pena; de hecho, lo sigue siendo, ya que a parte de continuar con tu vida, continúas con tu actividad profesional en países donde esta es emergente y plenamente en auge año tras año.
Perú nos recibió a mi mujer y a mi de forma cálida y expectante. El trato fue justo, ellos nos dieron trabajo, oportunidades y estabilidad laboral y nosotros les dimos a cambio nuestra experiencia y saber profesional acumulado de años en esa vieja Europa que agoniza actualmente. El negocio fue equitativo, Perú hoy se encuentra ávida y muy receptora del saber y conocer, aparte de asimilar todo tipo de conocimiento que se le pueda dar, preferiblemente de personal técnico de sobrada experiencia en lugares donde ya se ha comprobado su eficacia en todos los campos del saber.
Para técnicos como yo, que vienen del mundo de la construcción, en países emergentes como Perú, hay mucha salida, ya que uno de los pilares de esas economías suele ser la construcción, por lo que antes o después encontrarás trabajo. Por otro lado, mi mujer supo también encontrar su hueco y no sin esfuerzo pudo luchar por una vacante de profesora de portugués en la embajada de Brasil.
En Perú, no todo es bonito ni fácil, hay mucha competencia, mucho español, muchos títulos universitarios que no son convalidables, tienes que venir con un plan tanto económico como personal muy estudiado, acotado, real y con metas, estudiado ya desde tu lugar de origen. Porque el tiempo puede pasar muy rápido con "0" resultados. La vida parece barata, pero no lo es tanto cuando te contratan en nuevos soles, la moneda peruana, y esos mismos soles los tienes que pasar a euros para mandarlos a España o alquilar un departamento en Lima (el cambio medio es de 1 euro por 3 soles).
Olvídate de vivir al estilo europeo...
Los trámites de cualquier tipo son tediosos, aburridos e infinitos hasta la saciedad, ármate de paciencia y buena sonrisa ante cualquier ventanilla donde estés tramitando cualquier cosa. El propio Gobierno de Perú ha sacado una campaña publicitaria, El trámite de más, con la que, conscientes de su propia burocracia, premian al ciudadano que aporte la mejor idea que les permita acortar un trámite en particular.
La corrupción es moneda de cambio ante muchos aspectos de la vida peruana, se huele, se siente, y está presente en cualquier estamento de la sociedad, simplemente tienes que convivir con ello y saber jugar tus cartas cuando te toque de cerca. Todo se consigue con la ayuda y la persona adecuada.
Y aparte, para redondear:
Tráfico horrible, caótico y descontrolado sin orden ni concierto a cualquier hora, donde el peatón no vale nada, (más de 10 millones de habitantes viven en Lima y zona metropolitana), ruido y bullicio infernal dependiendo de donde vivas, seis meses del año sin ver el sol si vives en Lima, con cielo gris (o panza de burro como aquí lo llaman), zonas muy peligrosas en las afueras, con múltiples barriadas a modo de favelas en las colinas de los alrededores, multitud de gente que se te arrimará con mejores o peores intenciones por tu sola condición de extranjero, en fin...
Pero no todo es malo, el problema es que lo vemos bajo nuestra óptica y ojos europeos del primer mundo, presuponiendo muchas veces unos prejuicios, que son eso, solo prejuicios. Cuando vives con ellos, actúas con ellos, trabajas y te relacionas, hueles el mismo aire que ellos, te ven de forma ya diferente, y dejas entonces de ser ese turista al que se le intenta sacar todos los dolares y euros de la cartera ante la infinita picaresca del peruano, y te conviertes entonces en ese compadrito para compartir chambas pagando unas lucas por una buena chelita bien fresca en cualquier chifa del barrio.
Somos jóvenes, gracias a la globalización tienes por 700 euros un billete de ida a la otra parte del mundo, decidiendo tú cuando será la vuelta. Aunque en una primera fase malvivas, si eres constante y sabes aprovechar tu oportunidad crecerás rápido. Olvida tus prejuicios, intégrate lo antes posible, apaga tu chip europeo y ponte en su lugar, y recuerda cuando ellos vinieron a España en nuestro auge económico y la imagen que teníamos de ellos. Es duro verlo así, pero es la realidad que nos ha tocado vivir, para muchos una cura de humildad necesaria, para otros una realidad obligatoria.