KILLKUMAKU: EL NOMBRE DEL ARQUITECTO QUE DISEÑO LAS LINEAS DE NAZCA EN EL PRIMER MILENIO ANTES DE CRISTO
LA HISTORIA DE LAS LINEAS DE NAZCA (CONVERTIDA EN LEYENDA POR LOS CRONISTAS HISPANOS)
Cuenta la historia que en estas tierras de Nazca, en los tiempos antiguos, vivió un sabio Curaca descendiente de los Killkaumaku, quien dedicado a la organización de su pueblo que crecía en población y costumbres, salió con su gente a otros señoríos para concertarlos en amistad, según dicen por mandato divino de Chinchaycama, al que tenían por dios principal.
En el primer viaje que hizo a la sierra, regresó huyendo con la hija principal del Curaca de Saysa, de quien se había enamorado. El día que este gran Señor y su mujer escapaban de los guerreros de Saysa, viniendo por el camino que baja a la Mina de los Incas, de improviso apareció Chinchaycama e hizo que cayese fuego del cielo quemando los campos, directos hacia los perseguidores que tuvieron temor de ser quemados y arrojaron sus armas y volvieron a su pueblo contando lo que habían visto.
Tras este hecho divino Killkumaku fue directo hacia Chinchaycama y se arrodilló ante él. Chinchaycama que sabía que Killkumaku era uno de sus hijos, ungió su cuerpo con wactikuc del cielo, y le comunicó que era el elegido para unir a los pueblos de la llanura.
Después de pronosticarle que trazaría en la tierra de los dioses los símbolos de cada pueblo hermano, y de anunciarle que se presentaría en sus sueños como voz de oráculo, flotó y se elevó dejando en las nubes una estela de luz de colores.
Luego de esto, Killkumaku y su mujer se instalaron en la población de Karachi, en donde fueron recibidos en medio de entusiastas aclamaciones y reverencias por ser considerados un buen presagio a favor de la siembra.
Killkumaku descubrió los secretos de la naturaleza, hizo venir gente de los pueblos concertados; y entonces los puso de su parte mostrándose como un verdadero sabio; así fue como pasaron los años y se hizo poderoso, y las cosechas se hicieron abundantes.
Un buen día, Killkumaku se quedó dormido, y al despertar le contó a su mujer lo que había visto en su sueño... Estaba de rodillas ante Chincaycama y recibió ejemplares revelaciones al subir un cerro de donde su protector le mostró la tierra anunciándole buen augurio en plenitud de su poder. Todos los pueblos de la llanura lo honraban y mientras iba envejeciendo, veía dejar testimonio de sus peregrinaciones en los señoríos amigos donde aprendió a trazar dibujos que simbolizaban a estos pueblos.
Tiempo después, los nasquenses se llenaron de maldad, por lo que Chinchaycama le aconsejó a Killkumaku que no sintiera temor, porque su tiempo era otro, el del equilibrio; y manifestándole sus secretos le ordenó y enseñó a hacer en la Pampa de los Dioses misteriosas líneas que simbolizaran el Cielo-Tierra, el testimonio que dejará los reinos unidos de la Confederación Chincha. Mandó así al señor de Nanasca, quien reunió a cierto número de gente y los llevó a la pampa de los Dioses, donde trazaron líneas que señalaban los cuatro puntos cardinales e hicieron figuras gigantescas. Luego, en el mismo lugar, levantaron un templo para venerar a sus divinidades.
Terminada la obra, Killkumaku alistó a su gente y los envió a los diferentes rumbos de la tierra, diciéndoles: "de aquí saldremos y poblaremos lugares para no quedar olvidados, y nuestros descendientes se esparcirán por diferentes provincias, donde se dará origen a la estirpe de los Killkumakus. Así partieron para cumplir la labor que les fue encomendada. Internados en los arenales llegaron primero a unos espesos huarangales, que comprendían 12 pueblos. Fue en ese lugar donde les llamó la atención la belleza del Siwarquenti, un picaflor de color turquesa que absorbía el néctar de la flor de huarango, simbolizando con este pajarito a los pueblos de la región de las lagunas. El colibrí o picaflor, representó el néctar de la vida; el huarango, el árbol de la vida; la paloma, la amistad y los vínculos culturales; la lagartija, el espíritu de las pampas; el pichingo, el anunciador de los amaneceres; el zorro, el saber y la astucia; el chono, el bienhechor de la abundancia y la riqueza; el chaucato, el espíritu anunciador del verano; y el lobo marino representó al espíritu modelador del viento.
De "Crónicas pre-incas acerca de los indios de los llanos".
*Informante: Tiburcio Alpaca.
Versión original recogida por Maximiliano Iglesias Rojas en el año 1925.
Recopilado por César Ormeño Iglesias. Año 1976.
LA LEYENDA DE LAS LÍNEAS DE NAZCA